Los datos son riqueza para las organizaciones permitiendo nuevo usos y nuevas funcionalidades. La necesidad de adquirir más datos, de mantenerlos operativos, de extraer de ellos predicciones e información de negocio usando diversas técnicas y procesos que evolucionan con el tiempo, conlleva retos en el escalado, en el acceso al dato, en la evolución de las necesidades de rendimiento y en la durabilidad de los datos. La infraestructura de datos debe ser un facilitador de esta evolución no un limitante. Es necesario una experiencia moderna de datos que permita reconsiderar los modelos de consumo, de gestión y de evolución que permita ser motores de la elasticidad de la infraestructura.