¿Cómo será el trabajo del futuro? Esta es una pregunta con una difícil respuesta, pero lo que sí es seguro es que la tecnología tendrá un papel fundamental en su desempeño. Esta tecnología estará impulsada por las tendencias prometedoras que tenemos actualmente como el IOT, BYOD, la movilidad, el cloud y la inteligencia artificial. Determinar hoy en día cual es la fórmula del éxito para una organización es todo un reto para las compañías tecnológicas. Lo que si podemos establecer hoy son las bases sobre las que construir una arquitectura adaptada a las nuevas necesidades que están por venir.
Siguiendo la tendencia del mercado, la evolución de la tecnología y en el puesto de trabajo, existe un denominador común que se debe introducir en una arquitectura pensada para satisfacer las necesidades de un espacio de trabajo digital y, esta es la movilidad.
Desde Aruba Networks se ha creado una arquitectura donde el pilar central es la movilidad, esta es la arquitectura “Mobile First”. Alrededor de esta base se han desarrollado diferentes componentes dirigidos a facilitar el cumplimiento de los retos establecidos a la hora de proponer un espacio de trabajo digital.
Uno de los beneficios claros de la evolución del espacio de trabajo es el de la integración de los empleados con el entorno y los dispositivos, permitiendo así, mejorar la productividad, colaboración y la automatización de los procesos. Además de estos beneficios, se ha concluido que los empleados que han adoptado la digitalización, facilitando los procesos y permitiendo la movilidad, se sienten más motivados y con una mayor conciliación con la vida personal. En cambio, crear este entorno de trabajo más beneficioso también conlleva unos retos en la seguridad y la gestión de red que deben ser abordados desde el principio. Disponer de un ecosistema digitalizado, más abierto y donde interviene más el usuario conlleva una mayor probabilidad de padecer una brecha de seguridad y una superficie de ataque mayor y más expuesta. Para combatir este hecho, las políticas de seguridad deben ser adaptativas en función desde donde acceden los usuarios y mediante qué dispositivos. Además, se deben comprobar los comportamientos de individuos, grupos y entidades para así adelantarse a una posible brecha de seguridad causado por un usuario o dispositivo que se ha visto comprometido. En este aspecto, herramientas de análisis de comportamiento de usuarios y entidades (UEBA), conjuntamente con orquestadores de seguridad y control de acceso (NAC), permiten visualizar y controlar todos los accesos a este entorno y aplicar políticas según los comportamientos mostrados durante el transcurso de los procesos de negocio.
Finalmente, una de las claves del éxito para construir la arquitectura prepara para el trabajo del futuro radica en la capacidad de automatización y autoaprendizaje del entorno para conseguir incrementar la productividad y el bienestar del empleado. Llegar a este hito nos es posible sin disponer de infraestructuras preparadas para el “machine learning”, abiertas a nuevas integraciones y estar preparada para ser reprogramadas en el futuro. Debido a que un espacio digital no solo se compone de infraestructura TI, será esencial el poder crear alianzas con otras infraestructuras asociada tanto al espacio como la actividad de la organización.