Asumiendo que la cloud es una manera distinta de consumir tecnología basada en la flexibilidad, en el pago de lo que se consume y –muy importante– en su inmediatez, y que ha sido asumida por muchas organizaciones, el concepto de cloud híbrida aparece como necesidad.
Bien sea por temas de regulación y control, como por aspectos relativos a lo que llamamos “gravedad del dato” o aspectos de costes asociados a ciertos casos de uso, el compaginar la cloud pública de los hiperescalares con una cloud privada que resida en nuestras instalaciones es una necesidad que aparece en un número muy importante de organizaciones.
Pero ¿debemos renunciar por ello a alguna de las características que hacen especial la cloud? En ningún caso.
La aproximación para la adopción de una cloud híbrida no ha de ser una aproximación distinta a la gestión multi-cloud y hemos de exigir a las soluciones de cloud privada que mantengan las mismas prestaciones y características que todas las clouds existentes.
Una cloud privada que quiera pasar a formar parte de una cloud híbrida ha de tener características como la posibilidad de automatización usando Infraestructura como Código, la integración del “accounting” y la facturación y, por supuesto, la posibilidad de pago por consumo, entre otras características, independientemente de que la infraestructura de esta cloud esté desplegada en nuestras instalaciones.
Sin embargo, y tratándose de cloud híbrida, existen elementos imprescindibles que tendremos que demandar a nuestros entornos de cloud privada para que esta integración sea efectiva: la posibilidad de ser gestionada por un software CMP (“Cloud Management Platform”) que favorezca la gestión multi-cloud, que podamos usar herramientas de automatización idénticas a la cloud pública que nos ayuden a homogeneizar su gestión, que existan conceptos como los totalmente arraigados en cloud pública “landing zones” o “TCO Calculators”, o arquitecturas de conectividad con las distintas clouds públicas, entre otros aspectos. Esto nos permitirá que esta oferta de cloud sea consistente para ser incluida en nuestra cloud híbrida.
Todas estas características nos permitirán la gestión de manera efectiva de una cloud híbrida, asemejándola a la gestión de un entorno multi-cloud donde podamos realizar monitorización y “accounting” de manera global, podamos realizar despliegues multiplataforma, diseñar zonas de disponibilidad, establecer modos de desbordamiento entre nuestras distintas clouds y en general aprovechar todas las características de un entorno multi-cloud, pero siendo la cloud privada uno de sus componentes.
Por ejemplo HPE Greenlake tiene todas estas características que permiten la integración de dichas clouds privadas con las distintas clouds públicas y construir una cloud híbrida real donde conservemos los beneficios de los sistemas “on-premise” pero sin perder la manera de trabajar general de una cloud.