En la era digital actual, marcada por una convergencia tecnológica sin precedentes, los datos se han convertido en el nuevo activo estratégico, comúnmente conocido como el “nuevo oro” de las organizaciones. Más allá de proporcionar conocimientos para una mejor toma de decisiones, su explotación a través de herramientas de analítica avanzada y soluciones de inteligencia artificial contribuye a mejorar la competitividad, impulsar la innovación y optimizar los procesos empresariales.
En consecuencia, el verdadero valor de los datos no radica en la mera recolección y disponibilidad de grandes conjuntos de información, sino en la capacidad de extraer y aplicar conocimientos significativos a partir de ellos. Aquí es donde el process mining y la gobernanza de datos convergen, ofreciendo un enfoque de gran valor para gobernar y explotar los datos.
El process mining es una disciplina emergente que combina la minería de datos y el análisis de procesos para descubrir, monitorizar y mejorar los procesos empresariales. Así, su importancia reside en varios aspectos, ya que ofrece una visión precisa de la ejecución real de los procesos, en lugar de basarse en supuestos o ideas preconcebidas sobre su funcionamiento. También, revela información acerca de posibles ineficiencias y demoras, proporciona insights valiosos para la mejora continua de los procesos, y facilita la comparación entre procesos reales y modelos ideales, garantizando el cumplimiento normativo.
En lo que respecta a la gobernanza de datos cabe destacar su relevancia, al garantizar la calidad, integridad y seguridad de los datos utilizados en el process mining. En concreto, asegura que los datos sean precisos, completos y consistentes para un análisis confiable, mediante el establecimiento de políticas, reglas y procedimientos.
De este modo, la sinergia entre procesos mining y gobernanza de datos ofrece beneficios significativos al posibilitar una toma de decisiones más informada, resultado de la combinación de datos confiables con un análisis exhaustivo de los procesos. Asimismo, incrementa la eficiencia operativa al facilitar la identificación de oportunidades de mejora, el seguimiento de procesos y la realización de auditorías, y establece una base sólida para la innovación y mejora de continua de los procesos.
Por consiguiente, la convergencia del process mining y la gobernanza de datos representa un paso significativo hacia una gestión inteligente en las empresas. Al combinar un análisis profundo de los procesos con una gestión robusta de los datos, las organizaciones pueden optimizar sus operaciones y prepararse para los desafíos futuros en un entorno corporativo cada vez más orientado a los datos.
No obstante, la aplicación de estas soluciones conlleva ciertos desafíos y consideraciones para las compañías. En concreto, requiere fomentar una cultura organizacional orientada hacia la toma de decisiones basada en datos y procesos, así como lograr una integración tecnológica que combine, de manera efectiva, herramientas de process mining con sistemas de gobernanza de datos. Si bien este último aspecto puede resultar un tanto complejo, dada la necesidad de disponer de una arquitectura tecnológica adecuadamente estructurada, actualmente existen en el mercado plataformas de software que integran estas funcionalidades. Se trata de una alternativa que facilita la implementación, simplifica la integración de los datos y mejora la capacidad de análisis y toma de decisiones.