En la era de la nube y el software como servicio (SaaS), una conectividad fiable desempeña un papel fundamental para las empresas. Las interrupciones pueden tener graves consecuencias. El Dr. Thomas King, CTO de DE-CIX, explica por qué las empresas deben asegurar su infraestructura informática mediante líneas redundantes, y qué se esconde exactamente tras el término redundancia.
Ya son varios los problemas que se han dado en la infraestructura de Internet en los últimos meses. De hecho, el conflicto en el Mar Rojo cortó cables de red tendidos en el fondo marítimo el pasado 18 de febrero provocando una caída de la conectividad que afectó a millones de personas (25% del tráfico mundial de internet). Sin embargo, con estos incidentes los clientes de DE-CIX, principal operador mundial de puntos de intercambio de internet, no se vieron afectados porque la compañía apuesta por crear estructuras redundantes, algo imprescindible en la era digital por varios motivos:
La redundancia crea resiliencia
En el ámbito TI, la redundancia se refiere a la necesidad de tener al menos dos caminos que lleven al destino en una red de comunicaciones. Esto se logra conectando dos ubicaciones mediante varios cables independientes. En caso de fallo en una línea, el tráfico se redirige automáticamente a través de otras vías de transmisión. Esto es más fiable que el modo activo/pasivo, donde el cable alternativo no está siempre activo y puede no funcionar correctamente en caso de fallo.
La redundancia no es automática
La redundancia en la «última milla» es una responsabilidad compartida entre empresas, proveedores de servicios y usuarios finales. Es crucial para las empresas, pero no es automática. En los centros de datos y nodos de internet, la redundancia es estándar, con múltiples conexiones para asegurar la continuidad del servicio. Sin embargo, en la «última milla», las empresas y usuarios finales deben tomar medidas proactivas para garantizarla y minimizar el impacto de las interrupciones.
La nube y el SaaS necesitan nuevos requisitos de conectividad
La pérdida de la conexión a Internet es ya comparable a un apagón pues los ordenadores en una oficina son, para muchos, inútiles sin conexión a Internet. Por ello, la redundancia ha de tratarse como una prioridad absoluta.