La crisis sanitaria ha acelerado aún más la transformación digital que las empresas habían emprendido en la última década, obligándolas a tomar decisiones sobre sus infraestructuras de comunicaciones y conectividad de forma rápida y ágil, para garantizar el acceso de sus empleados a la información necesaria para su trabajo con la máxima seguridad, evitando al mismo tiempo un impacto negativo en sus cuentas de resultados.
Los últimos dos años han sido una contrarreloj para los CIOs y las empresas con modelos de trabajo tradicionales. No han tenido otra alternativa que evolucionar hacia un modelo de trabajo híbrido, que les permitiese no solo continuar con su actividad en remoto sino dar servicio y reforzar su competitividad en el mercado.
Esta nueva realidad ha puesto de manifiesto la obsolescencia de las infraestructuras de red tradicionales y la necesidad de migrar a la nube, para dotar a su infraestructura de una mayor seguridad y permitir así acceso a los datos de forma remota, en cualquier momento y desde cualquier dispositivo a todos los empleados. El trabajo en el cloud ha incrementado el volumen de datos en entornos distribuidos que se deben gestionar a diario, al tiempo que ha convertido al dato en el activo más preciado de las compañías y en un recurso crítico, por lo que su necesidad de gestión, análisis y seguridad es la prioridad en la actualidad.
Las redes de datos son ahora el pilar sobre el que descansa la productividad de las empresas y éstas están destinando grandes recursos para adaptarlas a sus necesidades, apostando por las soluciones SD-WAN para ofrecer una conectividad avanzada mientras dotan a toda la infraestructura de una mayor flexibilidad. En este sentido, según datos de IDC, el mercado mundial de infraestructura de SD-WAN tendrá un crecimiento medio anual del 19,7% entre 2019 y 2024, un crecimiento que ya se ha venido experimentando en los últimos años.
Las redes SD-WAN ofrecen una reducción de los costes en IT, una mayor personalización gracias a la escalabilidad y, sobre todo, un mayor control del tráfico y monitorización en tiempo real, así como una gestión unificada. Estas redes, unidas a la arquitectura SASE proporcionan una mayor seguridad en los entornos distribuidos que proliferan actualmente en los entornos empresariales, y tal y como indica Gartner, se estima que para 2024 en al menos el 40% de las empresas se habrá adoptado una estrategia SASE para securizar las redes, frente al 1% en 2018.
El reto al que se enfrentan las compañías ahora está en crear un mapa de ruta para el despliegue de redes de comunicaciones inteligentes, y en establecer metodologías para su gestión eficiente. Es aquí donde los partners tecnológicos debemos ofrecer expertise, conocimiento y entendimiento de las necesidades de negocio. Somos los partners tecnológicos quienes debemos acompañar a las empresas para determinar cómo deben evolucionar sus comunicaciones en cada caso para aportar valor real al negocio, y mostrar así el driver para el desarrollo económico y productivo que realmente somos.