La transformación digital se ha convertido en el principal motor de adaptación de las empresas. Impulsada por las nuevas expectativas de los clientes, los avances tecnológicos y una competencia cada vez más intensa, está cambiando por completo la manera en que las compañías operan y crecen.
Se estima que, a finales de 2025, el mercado global de la transformación digital superará el billón de dólares estadounidenses, y que el gasto en tecnologías digitales alcanzará los 2,8 billones. Estas son cifras que reflejan el ritmo tan rápido al que las empresas están modernizándose, y cómo la digitalización se ha integrado por completo en la estrategia corporativa.
Hoy, la transformación digital ya no es una tendencia, sino una cuestión de supervivencia. Según Gartner, el 87% de los directivos considera que es clave para el futuro de sus organizaciones. Entre sus principales beneficios destacan la mejora de la eficiencia operativa, una relación más sólida con los clientes y una mayor capacidad de innovación a largo plazo. En el sector industrial, por ejemplo, el 90% de los ejecutivos ve la digitalización como imprescindible para resolver los problemas de la cadena de suministro y la falta de personal cualificado.
España acelera su crecimiento digital
En España, el mercado de la transformación digital podría alcanzar los 41.600 millones de dólares en 2025, y podría más que duplicarse hasta los 95.000 millones en 2030, con un crecimiento anual cercano al 18%. Este impulso se debe, en gran parte, a la inversión pública procedente de los fondos europeos de recuperación, a una red de fibra óptica que ya supera el 90% de los hogares y al plan España Digital 2026, que refuerza el compromiso del país con la innovación tecnológica.
También está creciendo con fuerza la demanda de servicios en la nube, edge computing y análisis de datos basados en inteligencia artificial. Se espera que la capacidad de los centros de datos en España se multiplique por seis de aquí a 2026, lo que impulsará aún más esta tendencia.
Las tecnologías que están marcando la diferencia
El avance digital del país se apoya en tres grandes pilares: la inteligencia artificial, la computación en la nube y el Internet de las cosas. Estas tecnologías permiten tomar decisiones en tiempo real y optimizar procesos en prácticamente todos los sectores.
El nivel de adopción de la nube en España es especialmente destacable: en 2024, la computación en la nube y el edge computing representaron una cuarta parte del mercado digital español, gracias a la excelente infraestructura de fibra y a las fuertes inversiones de los grandes proveedores globales. Ese mismo año, Microsoft lanzó su primera región en la nube en España, y se espera que el segmento de nube pública alcance los 8.200 millones de euros en 2025. Además, el desarrollo de nodos de borde reducirá la latencia y mejorará el rendimiento en industrias automatizadas y proyectos de ciudades inteligentes.
España, un referente europeo en digitalización
España se ha consolidado como uno de los países más avanzados de Europa en materia digital. Su ecosistema combina grandes empresas tecnológicas internacionales, consultoras globales y proveedores locales especializados, lo que ha permitido un progreso sostenido en la adopción de nuevas tecnologías.
Además, el uso de inteligencia artificial por parte de las empresas españolas alcanza el 9,2%, por encima del promedio europeo (8%), y su ritmo de crecimiento es cuatro veces superior al de la UE. Y no sólo esto, sino que el 66% de la población española posee competencias digitales básicas, frente a un 55% de media en Europa.
Estos indicadores muestran cómo España está aprovechando su potencial para avanzar en la transformación digital tanto de su economía como de su sociedad.
Los retos que aún quedan por superar
A pesar de los avances, el país sigue enfrentándose a algunos desafíos. Para 2025, se calcula un déficit de unos 30.000 profesionales TIC con experiencia, lo que está elevando los costes salariales y llevando a muchas empresas a externalizar servicios o a buscar talento en ciudades más pequeñas. Las becas financiadas por el Gobierno para formar especialistas en inteligencia artificial ayudarán a crear cantera, aunque los perfiles sénior seguirán siendo escasos a medio plazo.
Otro obstáculo importante es la existencia de sistemas informáticos obsoletos, especialmente en pequeñas empresas y en el sector industrial. Las microempresas, que representan el 99% del tejido empresarial español, suelen carecer de los recursos necesarios para afrontar proyectos tecnológicos complejos. Aunque se han destinado 4.700 millones de euros de los fondos europeos NextGenerationEU a la digitalización de pymes, la falta de conocimiento digital y el acceso limitado a financiación siguen ralentizando su transformación, sobre todo fuera de las grandes ciudades.
Además, factores como la regulación, las leyes de protección de datos o las exigencias de “soberanía digital” en Europa influyen en la elección de proveedores de nube, modelos de IA o sistemas de almacenamiento. Estas normas suponen un reto, pero también garantizan mayores estándares de seguridad y transparencia.
Por último, muchas empresas se topan con la dificultad de medir el retorno real de sus inversiones o de escalar proyectos piloto a toda la organización, lo que retrasa la transformación completa de sus operaciones.









