Nos encontramos en un momento especialmente complejo para liderar una empresa, sobre todo cuando se trata de una compañía tecnológica global de ciberseguridad. Los retos son reales, y abarcan, entre otros:
– Escasez de personal, especialmente en lo que respecta a los profesionales de ciberseguridad.
– Un cambio radical hacia el modelo de trabajo remoto, con un número cada vez más elevado de profesionales que trabajan conectados desde cualquier lugar, lejos del exterior del firewall.
– Un alarmante aumento de la actividad cibercriminal.
A pesar de todo, confío plenamente en que seremos capaces de gestionar con éxito esta situación. Es cierto que las empresas se encuentran actualmente en un punto de inflexión, que básicamente podrían abordar desde dos frentes:
- Aumentando la carga de trabajo de sus equipos de TI – que, por otra parte, son cada vez más reducidos – mientras las ciberamenazas se multiplican cada día.
- Replanteándose su estrategia para hacer frente a este nuevo escenario.
Estoy seguro de no equivocarme al afirmar que una gran mayoría de empresas optaría por la segunda opción. Reconsiderar significa crear un entorno en el que las áreas de tecnología de las empresas -y las de toda la organización en su conjunto- puedan prosperar y desarrollarse en la nueva modalidad del trabajo remoto. Y hablo de “prosperar”, no de una simple supervivencia, y sin que ello implique bajar en ningún momento los estándares de calidad. Para conseguirlo, convendría hacernos dos preguntas:
- ¿Qué podemos automatizar?
La pandemia aceleró el ritmo de la transformación digital, pero muchas empresas no están actuando con la rapidez necesaria. En una reciente encuesta realizada por Ivanti, una mayoría (55%) de los profesionales de TI reconoció que la automatización de los procesos tecnológicos les suponía un ahorro de hasta ocho horas por solicitud de servicio. Por su parte, las organizaciones que decidieron automatizar al menos la mitad de sus servicios de TI, reportó ahorros que duplicaban esa cifra. Además, está el hecho de que la automatización permite mejorar la experiencia de los empleados en general, y muy especialmente, de los que lo trabajan en remoto.
Esto ya quedó constatado en una reciente encuesta de Salesforce, que demostró que las soluciones de automatización aumentan la productividad y la satisfacción de los empleados en el lugar de trabajo. Los resultados de este estudio, realizado en octubre de 2021 entre 773 usuarios de automatización en Estados Unidos, demuestran que el 89% de los empleados reportó estar más satisfecho con su trabajo y el 84% estar más satisfecho con su empresa, por todos los beneficios que les aporta la automatización. Además, el 91% de los trabajadores que lo hacen a jornada completa, afirmó que la automatización les ahorra tiempo y les permite conciliar mejor el trabajo y la vida personal.
Es importante tener en cuenta que no se trata de sustituir a los equipos de TI, sino simplemente liberarles de las tareas rutinarias, para que puedan enfocarse en proyectos estratégicos de alto valor añadido que, por sus especiales características, no es posible automatizar. Por otra parte, con la automatización se está eliminando también la carga que supone el considerable aumento de las solicitudes de soporte técnico – algo imposible de asumir manualmente – solicitudes que evolucionan y se disparan con gran rapidez en el entorno empresarial actual, en permanente estado de transformación.
- ¿Quién estaría dispuesto a trabajar en nuestra empresa?
El trabajo remoto conlleva la descentralización de ciertas actividades de negocio, pero no implica necesariamente una cultura descentralizada. Pasa necesariamente por el reconocimiento de las aportaciones individuales de cada empleado, independientemente de su función o de dónde esté ubicado su lugar de trabajo.
La reducción de contrataciones continuará durante 2022, y las empresas tendrán que echar mano de su creatividad y evitar poner excesiva presión sobre sus empleados, sii desean mantener un buen clima laboral y mantener su cultura corporativa. Los mejores profesionales quieren trabajar en empresas que marquen la diferencia, y el motivo que con mayor frecuencia les lleva a renunciar a sus puestos es su desvinculación de la visión y misión de la compañía para la que trabajan. Las empresas deben demostrar que aportan valor y no sólo beneficios, a la vez que priorizan el equilibrio entre la vida laboral y la personal.
La pandemia está actuando como catalizador de una tormenta perfecta de circunstancias, que conlleva una fortísima presión sobre los equipos de TI. Sólo en ciberseguridad, se calcula que existe déficit de 2,72 millones de profesionales cuando, paradójicamente, su labor es más necesaria que nunca.
Para dotar a las empresas de un impulso sostenible y a largo plazo, mi recomendación es liderar con absoluta integridad y mantener una visión positiva tanto del momento actual como del lugar hacia donde se quiere ir. El camino es largo e incierto, pero ambas reflexiones podrían ser un buen punto de partida.