Los romanos fueron grandes constructores de infraestructuras. Todavía hoy disfrutamos de muchas de ellas: arcos, puentes, circos, teatros, foros, termas, calzadas, templos, villas, anfiteatros… Y también se afanaron en la construcción de otras infraestructuras menos visibles, pero críticas, como las canalizaciones de agua.
Era un sistema rudimentario, no muy eficaz, se llenaban de residuos, pocas alcantarillas comunicaban con el sistema central de evacuación y cuando el río Tíber sufría una crecida, el agua del río podía llegar a rebosar por el alcantarillado. Era un sistema rudimentario que llevó siglos y siglos perfeccionar.
En la era de la digitalización, los cambios se producen a un ritmo más acelerado. Pensemos, por ejemplo, en las redes empresariales (WAN). Hasta ahora, las empresas para tener conectividad contrataban líneas de comunicación especiales, tipo MPLS, a los operadores para tener el grado de privacidad y ancho de banda que necesitaban.
Pero al igual que Roma se convirtió en un imperio, las redes empresariales, derivado de la digitalización, la normalización del trabajo híbrido y el creciente exponencial del flujo que discurre a través de ellas, han visto cómo sus fronteras se desbordaban, y tienen dificultades para dar el servicio que requieren los nuevos retos.
Ya no es suficiente con canalizar el agua, necesitamos conocer la calidad del agua, en qué momento necesitamos más caudal, hacia dónde dirigirlo para eficientar su gestión…
Lo mismo ocurre con las redes empresariales. Para una gestión óptima necesitamos saber qué está ocurriendo en tiempo real, determinar cuál es en cada momento la mejor vía para canalizar el flujo de datos, priorizando el tráfico para una mejor experiencia del usuario.
La respuesta a estos desafíos está en las redes SD-WAN, las redes empresariales gestionadas por software que incorporan inteligencia de forma automatizada y adoptan decisiones de forma constante para lograr una conectividad optimizada, flexible y ajustada.
Como toda solución en la que el software está presente, a estas redes se les añade una capa de seguridad que permite proporcionar un acceso seguro con independencia de la ubicación de los usuarios, los datos, las aplicaciones o los dispositivos, es decir, los identifica y aplica controles de seguridad basados en las políticas que se definan. Es lo que denominamos SASE (servicios de acceso seguro en el borde), un modelo que conjuga la conectividad y la seguridad.
Una vez que tenemos una red empresarial de alta conectividad y segura, podemos añadir un elemento más al sistema de canalizaciones de la red empresarial incorporando plataformas inteligentes que resuelven los problemas de visibilidad y gestión de las redes.
Estas plataformas, como Ikusi Intelligence, agregan a las soluciones SD-WAN una capa de analítica e inteligencia de negocio, para que las organizaciones cuenten con el control ejecutivo de los recursos y servicios de red que consumen y puedan tomar decisiones de coste-beneficio de manera inmediata, gracias a la visibilidad en tiempo real e impacto en el negocio.
En la época de los romanos su sistema de canalizaciones en Roma estaba siempre expuesto a las crecidas del río Tíber, no tenían forma de preverlas y tomar decisiones para evitar que desbordaran el alcantarillado. Las redes empresariales tienen una alternativa para impedir que las crecientes necesidades de ancho de banda, seguridad y optimización de las redes desborden sus capacidades. La respuesta está en las redes SD-WAN.