Es indudable que el mundo ha cambiado. La pandemia ha acelerado la transformación digital en todas las organizaciones, cambiando la escala temporal de años a meses. Todos teletrabajamos, accedemos a aplicaciones corporativas y a sus datos, usamos aplicaciones SaaS (Shadow IT), nube pública, dispositivos no securizados por nuestro departamento de IT, etc. Ya no hay un perímetro definido, el único real son nuestros credenciales, que hay que defender a muerte.
Por otro lado, las amenazas y el cibercrimen no han dejado de sacar beneficio de este nuevo entorno, la tormenta perfecta. Según nuestro nuevo informe de ciberamenazas 2021 presentado recientemente, los ataques de ransomware se han disparado un 62% respecto a 2019, y los intentos de intrusión más de un 20%. También se han conocido brechas de seguridad sin parangón que han afectado a miles de empresas con un impacto que todavía se está investigando (p.e. Solarwinds).
Sonicwall hace ya más de un año que desplegó la estrategia “Boundless” cibersecurity, con el concepto SD-Branch como estrella para la empresa distribuida, en la que somos líderes mundiales, con un 29% de market share en firewalls de 500 a 1500 USD, claves en este tipo de situaciones. Pero además, hemos impulsado el despliegue de soluciones de acceso remoto, y presentado nuestro primer servicio SASE (Secure Access Secured Edge) Zero-trust, clave en la situación actual, para el rediseño de las empresas y sus infraestucturas de una forma rápida y ágil.
También nuestro CAS (Cloud Application Security) proporciona una capa más de ciberseguridad a las organizaciones que utilizan aplicaciones y servicios SaaS en la nube como Office 365 o G Suite, protegiendo el correo electrónico (la mayoría de los ataques se inicían ahí), el robo de credenciales y la fuga de información, de una forma efectiva y sencilla, con un coste supercompetitivo para cualquier PYME.
Además, nuestro antivirus de nueva generación, Capture Client, está preparado para identificar malware de corte desconocido (en crecimiento exponencial), detenerlo al vuelo, e incluso, realizar un rollback o vuelta a un estado anterior limpio de infección. Porque el malware es cada vez más dañino, difícil de detectar, y muy dirigido a quién puede engañar.
Porque el engaño, “deception”, “maskirovka”, etc. sigue constituyendo la columna vertebral de todo ataque bien concebido: siempre, en la historia de la humanidad, todo ataque empieza con uno de ellos. Forma parte de la doctrina militar de muchos países, y, en esencia, del ser humano. Por ello, y hoy más que nunca, debemos preparar nuestra infraestructura para detectarlos y reaccionar en tiempo real a ellos, si no queremos sucumbir en esta nueva ciberguerra en la que nos hemos sumergido con la maldita pandemia. La humildad es una buena compañera para aprender de los errores. De hecho, una inscripción realizada en piedra de una antigua orden religiosa reza: “Ten riqueza, ten sabiduría, ten bondad, pero guárdate del orgullo que mancha todo lo que toca”. Ahí queda.