No deja de ser una paradoja que la digitalización y el futuro comiencen en 2020, “el año del coronavirus”. Estamos siendo testigos de las dolorosas consecuencias para las familias y el daño a la economía y las empresas que está teniendo la crisis sanitaria, pero también, sin duda, asistimos al momento en el que la transformación digital avanzó de manera repentina e imprevista, traspasó la esfera de los profesionales y expertos para colocarse en el primer plano de las necesidades y demandas de la sociedad en su conjunto.
A principios de 2020, desde el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital sabíamos que la transformación digital era importante. Con la pandemia se ha convertido en urgente.
Con el fin de abordar la necesaria transformación digital del país, hemos puesto en marcha una hoja de ruta, España Digital 2025, que el Presidente del Gobierno presentó el pasado mes de julio. La digitalización es, además, uno de los ejes del Plan de Recuperación, Resiliencia y Transformación de la economía española, que dedicará un 33% de su dotación a impulsar la transformación digital, en torno a 20.000 millones de euros.
En las últimas semanas hemos presentado varios planes que despliegan los objetivos, las reformas y las inversiones que se van a realizar en diferentes ejes de España Digital 2025.
Dos de ellos, el Plan para la conectividad y la Estrategia de impulso de la Tecnología 5G, están enfocados en asentar los pilares de la transformación digital: las infraestructuras que hacen posible la digitalización. Aunque España se sitúa a la cabeza de Europa en infraestructuras de conectividad y el 91% de la población tendrá cobertura de banda ancha a final de 2021, es imprescindible alcanzar al 100% de la población para eliminar la brecha digital e impulsar la cohesión territorial.
Por su parte, la quinta generación de telefonía móvil, el 5G, tiene unas características (alta capacidad, baja latencia y alta densidad de dispositivos conectados) que la convierten en un elemento disruptivo en el proceso de la transformación digital. El 5G será el elemento habilitador que permitirá que otras tecnologías como la inteligencia artificial, el internet de las cosas o la robótica alcancen todo su potencial. Todavía hoy nos resulta difícil imaginar cuáles serán las aplicaciones de más éxito que se desarrollarán a partir de las redes 5G, pero sabemos que transformarán de manera muy disruptiva la forma en la que se prestan los servicios, se desarrollan, fabrican y comercializan los productos y afectará a nuestras relaciones, al ocio y entretenimiento. Los proyectos piloto que se están realizando nos dan una buena visión de esos casos de uso y del potencial transformador de esta tecnología.
Me gustaría señalar la enorme relevancia del Plan Nacional de Competencias Digitales. Es indudable que la falta de los conocimientos elementales para desenvolverse en el entorno digital conducirá a la exclusión social que provocaba no saber leer y escribir. Esta brecha será cada vez mayor a medida que la digitalización de la sociedad sea más profunda, y por eso el Plan va dirigido particularmente a aquellos con más riesgo de exclusión digital, como las personas adultas mayores, los jóvenes sin estudios ni formación o las mujeres y niñas para garantizar igualdad de oportunidades. También hemos presentado una Estrategia de Inteligencia Artificial y, más recientemente, el Plan de Digitalización de las PYMES, crítico para nuestro sector productivo si tenemos en cuenta que las empresas de menos de 50 trabajadores, micropymes y autónomos, suman el 98,99% del total de empresas y el 49,58% del empleo. Por su parte, el Plan de Digitalización de las Administraciones Públicas servirá para que el sector público sea punto de apoyo y palanca de las grandes transformaciones en el ámbito digital.
Tenemos otros retos pendientes: estamos trabajando en un Plan de atracción de inversiones al sector audiovisual y en una carta de derechos digitales, porque los derechos en el mundo analógico deben continuar siendo respetados en el mundo virtual y queremos que España sea un referente.
En definitiva, España Digital 2025 tiene como prioridad que la transformación digital sirva como instrumento de vertebración económica, social y territorial. Esta hoja de ruta nos marca un camino en el que la digitalización es la palanca para asegurar una economía más resiliente y una sociedad más sostenible e inclusiva. Partiendo ya con los presupuestos de 2021 y con la inyección de los fondos de recuperación y resiliencia de la Unión Europea, tenemos la oportunidad de hacer realidad la transformación digital y que la digitalización no sea sinónimo de futuro, sino de presente.