Es fundamental contar con las soluciones más avanzadas en materia de seguridad, desde la prevención hasta la respuesta y recuperación, pasando por la protección. Se puede conseguir que la actividad comercial siga adelante sin interrupciones, que los ataques se encuentren con una rápida defensa y, en caso necesario, que todos los sistemas, archivos y datos puedan ser recuperados con prontitud.
Sin embargo, si bien es crucial garantizar que se apliquen las normas de ciberseguridad, los atacantes suelen apuntar a la presa más fácil. Con demasiada frecuencia, organizaciones con enormes presupuestos de seguridad son vulneradas por algo tan simple como un email de phishing. Un ataque realizado con éxito puede suponer graves daños económicos para las empresas afectadas y una pérdida de confianza entre sus clientes y proveedores. Como ejemplo, en correos electrónicos que se hacen pasar por auténticos, los estafadores simulan ser directivos de la propia empresa, compañeros de trabajo o partners para persuadir a los empleados de que revelen datos muy sensibles o para que abran enlaces o archivos adjuntos maliciosos. que pueden servir como puerta de entrada a toda la red de la empresa. Y todo esto, además, acrecentado por los riesgos que aportan el aumento del teletrabajo o el uso de dispositivos privados para fines empresariales.
Incluso bajo la creencia de que la organización tiene cubiertos los aspectos básicos, es importante revisarlos constantemente y adoptar una cultura de “seguridad sostenible”. La mayor parte de los ciberataques siguen centrándose en el “punto débil humano”: al fin y al cabo, hasta los sistemas y herramientas más seguros desde el punto de vista técnico son solo tan seguros como la prudencia con que los manejan los usuarios.
Cualquier estrategia de ciberseguridad debe cubrir los 360º e integrar el factor humano en su propia solución de seguridad, incorporándolo activamente en el ciclo de seguridad informática. La capacitación en seguridad continua prepara sistemáticamente a los empleados ante los riesgos cibernéticos, que son cada vez más frecuentes. Con el transcurso del tiempo aprenden a reconocer y repeler de manera efectiva incluso los ataques más sofisticados, dominando las medidas necesarias para impedir graves incidentes de seguridad y para que en todo momento esté asegurada la continuidad del negocio.
Por esta razón, cada vez más organizaciones están recurriendo a la concienciación en seguridad del usuario final. No se puede subestimar la importancia de formar a los usuarios para que sean conscientes de estos ataques y conseguir así una cultura de seguridad sostenible que prevenga en la mayor medida posible la exposición a los riesgos cibernéticos.