La inteligencia artificial es una carrera de fondo, que se juega en múltiples tableros, algunos de ellos altamente estratégicos. El episodio que hemos vivido recientemente con la irrupción de DeepSeek, el modelo de inteligencia artificial chino, es una buena muestra de ello. Hay en juego mucho dinero. Pero no solo eso, también influencia geopolítica.
Hoy, el reto en el universo tecnológico lo marca el desarrollo de la inteligencia artificial, haya o no una burbuja, como algunos señalan, y su capacidad para impulsar la economía de los países, pero también para modelar una realidad fake difícil de distinguir de la verdadera realidad.
En todo caso, la IA ha llegado para quedarse y, desde un punto de vista positivo, cabe señalar que puede convertirse en un aliado en aspectos de la digitalización críticos para las empresas como la ciberseguridad, permitiendo una detección y análisis más rápido de datos y situaciones ante potenciales ciberataques.
En este escenario la inteligencia artificial puede ser muy útil, por ejemplo, desde una doble perspectiva. Por una parte, para impulsar un escenario de aprendizaje continuo y para posibilitar la generación de informes dinámicos gracias a su capacidad para responder a los nuevos escenarios que se van generando en el negocio de los clientes. La inteligencia artificial es también capaz de proporcionar la información en función de las necesidades de los diferentes roles de las compañías, mostrándoles lo que es interesante para cada uno de ellos.
La fuente de información es siempre la misma, pero la respuesta que se obtiene es diferente en función de quién pregunte y qué pregunte. De esta forma, la IA abre la puerta a la generación de informes dinámicos, a los que se pueden ir incorporando nuevos parámetros de evaluación, proporcionando así una visión más ágil y precisa de la situación que se desea conocer.
Esto puede ser muy interesante para los equipos de seguridad que operan internamente en las empresas y para las empresas externas proveedoras de servicios de ciberseguridad. Ya que, en un contexto de amenazas crecientes, los equipos de seguridad tienen que enfrentarse a cantidad de tareas, información, tiempo y habilidades necesarias para abordar los peligros de seguridad. Es aquí donde la inteligencia artificial marca la diferencia que desemboca en una nueva ventaja competitiva empresarial.
Estamos hablando de la posibilidad de automatizar operaciones y de convertir a la inteligencia artificial en un aliado para garantizar la ciberseguridad de empresas y organizaciones.