La digitalización vive en Baleares un momento decisivo. En un territorio marcado por la presión turística, el crecimiento demográfico y la necesidad de modernizar infraestructuras, la tecnología se consolida como un pilar estratégico para reforzar la competitividad, la gobernanza y la sostenibilidad. Inteligencia artificial, gestión del dato, ciberseguridad, modelos de colaboración público-privada y la llegada de fondos europeos centraron el coloquio-almuerzo «Retos y oportunidades en Baleares», organizado por la Asociación @aslan y celebrado en Palma al término del Foro Tecnológico Mallorca 2025 «IA + Innovación Digital. Grandes retos y oportunidades».
El encuentro reunió a Natalia Maroto, vicepresidenta de la Asociación Balear de Software, Internet y Nuevas Tecnologías (CEOE); Fernando Vidal Nadal, gestor de proyectos TIC, Smart City e Innovación del Ayuntamiento de Palma; Josep Cerdá, director insular de Modernización, Transparencia e Innovación del Consell de Mallorca; y Antoni Ferran Baquer, jefe de Departamento de Ciberseguridad y Telecomunicaciones del Gobierno de Baleares. Participó también Watchguard, compañía patrocinadora del coloquio, que aportó su visión sobre el papel de la ciberseguridad en este nuevo escenario.
Uno de los grandes temas que sobrevoló todo el coloquio fue la ciberseguridad, no como un apartado técnico, sino como la base sobre la que se sostiene cualquier avance digital. La desaparición del perímetro tradicional, la movilidad laboral, el crecimiento exponencial de los servicios en la nube y la irrupción de la inteligencia artificial han multiplicado los vectores de riesgo. Los participantes coincidieron en que Baleares necesita evolucionar hacia modelos Zero Trust, reforzar la identidad digital y apoyarse en capacidades avanzadas como EDR/XDR o servicios SOC 24×7 que permitan a administraciones y empresas responder a amenazas cada vez más sofisticadas. La creciente manipulación de contenidos mediante IA —capaz de generar imágenes o audios incluso más creíbles que las advertencias legítimas— añade otra capa de complejidad, especialmente en un territorio donde el tejido empresarial está muy diversificado y no siempre dispone de recursos especializados.
La gobernanza del dato y la necesidad de construir infraestructuras de información fiables marcaron otro bloque central del debate. Baleares avanza en proyectos de gran alcance, como la creación de gemelos digitales aplicados a ámbitos como sanidad, movilidad o gestión del litoral, que requieren datos actualizados, coherentes y respetuosos con la privacidad. Representantes institucionales recalcaron que la digitalización no puede entenderse sin una política clara de calidad del dato y sin procesos que garanticen que esa información puede utilizarse para alimentar algoritmos, priorizar políticas públicas o desplegar servicios inteligentes. De hecho, varios participantes insistieron en que el principal freno no es tecnológico, sino cultural: la falta de concienciación, la baja madurez en materia de ciberseguridad o la ausencia de estructuras de onboarding y formación continua que acompañen los cambios.
La inteligencia artificial, por su parte, se planteó no como una moda, sino como una herramienta transversal con capacidad de transformar servicios, automatizar procesos y optimizar recursos en sectores clave. El representante del Ayuntamiento de Palma explicço cómo están utilizando IA para detectar desperfectos urbanos, mejorar el inventario de mobiliario o fortalecer la atención en ámbitos sensibles como el acoso escolar. En paralelo, Baleares explora el desarrollo de agentes de IA institucionales capaces de traducir, corregir y anonimizar información, anticipándose a escenarios de automatización que exigen un control estricto sobre la protección de datos. Pero la IA también obliga a revisar protocolos internos: proyectos piloto como el despliegue de Copilot han demostrado que la mayor vulnerabilidad no siempre reside en la herramienta, sino en el tratamiento de documentos sensibles por parte del usuario.
Otro de los ejes estratégicos del coloquio fue la necesidad de crear estructuras estables para gestionar el proceso de digitalización. El Govern tramita la creación de IB Digital, una agencia que centralizará la informática autonómica y que pretende ordenar proyectos, reforzar la ciberseguridad y mejorar la coordinación entre consellerías. Palma, por su parte, avanza hacia la creación de una Oficina Municipal del Dato que permita recopilar información de forma sistemática y explotar su valor para la planificación urbana, la movilidad o la atención ciudadana. A ello se suma un amplio despliegue previsto en seguridad, telecomunicaciones, sensorizar edificios públicos o incorporar tecnologías antidrones en la Policía Local.
Los fondos europeos aparecieron como una oportunidad clave, pero también como un desafío. Si bien mecanismos como el Kit Digital, Kit Consulting o las subvenciones de IA han tenido cierto impacto, se percibe aún un margen de mejora en su llegada y aprovechamiento por parte de empresas y administraciones. En este sentido, varios participantes reivindicaron marcos más ágiles —incluida la nueva ordenanza de Sandbox municipal en tramitación en Palma— que permitan probar soluciones innovadoras sin que los procesos de contratación frenen la experimentación.
Además, a lo largo del debate emergieron dos cuestiones transversales que condicionan el éxito de cualquier transformación: la ciberresiliencia y la gestión del talento. La creciente sofisticación de los ataques —basados en OSINT, suplantaciones avanzadas o certificados falsos— obliga a las administraciones a reforzar los mecanismos de detección, la protección del backup como última línea de defensa y la monitorización de la superficie de exposición. En este sentido, ganó peso el consenso alrededor de los diez controles de seguridad prioritarios promovidos a nivel autonómico, que incluyen MFA, microsegmentación, endurecimiento del Directorio Activo o planes de comunicación específicos ante incidentes.
A ello se suma un reto estructural: la dificultad para atraer y retener perfiles especializados en un territorio con elevada rotación administrativa y presión sobre los costes de vida. Tanto el Govern como el Consell incidieron en que la continuidad de proyectos estratégicos —desde el SOC autonómico hasta las plataformas de datos o los despliegues de IoT— depende en gran medida de consolidar equipos estables y programas de formación continua.
El auge de los gemelos digitales también generó consenso como herramienta clave para anticipar problemas, planificar infraestructuras y gestionar mejor servicios urbanos sometidos a tensiones crecientes. Pero su despliegue exige una gobernanza del dato robusta, interoperabilidad real y una visión a largo plazo que evite que los pilotos queden aislados.
El coloquio concluyó con una reflexión que atravesó todas las intervenciones: Baleares se encuentra en un punto decisivo. La inteligencia artificial y la ciberseguridad avanzan en paralelo y se convierten en las dos caras de una misma moneda; la gestión del dato emerge como recurso estratégico para un territorio sometido a fuertes tensiones; y los proyectos innovadores empiezan a demostrar un impacto real en el día a día. Pero la sostenibilidad de este avance dependerá de la capacidad de administraciones y empresas para reforzar la cultura digital, atraer talento y colaborar en una hoja de ruta común. Una hoja de ruta que deberá poner el foco, cada vez más, en la ciberresiliencia, un tema que promete ocupar un lugar protagonista de cara al Congreso ASLAN 2026.











