Cataluña se encuentra en una encrucijada decisiva: la digitalización ya no es solo un vector de modernización, sino la base sobre la que se juega la competitividad, la seguridad y la sostenibilidad de los próximos años. Inteligencia artificial, soberanía tecnológica, protección de la identidad digital o gestión avanzada del dato dejaron de ser conceptos de futuro para convertirse en retos urgentes que marcan la agenda pública y empresarial. Sobre estas cuestiones se abrió el debate en Barcelona durante el coloquio «Retos y oportunidades en Cataluña», organizado por la Asociación @aslan.
El encuentro contó con la participación de Demetri Rico, director gerente del CTTI de la Generalitat de Catalunya; Emili Rubió Lorenzo, CIO del Ayuntamiento de Barcelona; Pedro Lendínez Zaragoza, director de Operaciones de Ciberseguridad de la Agencia de Ciberseguridad de Cataluña; y Anna Sánchez Granados, presidenta de la Comisión de Sociedad Digital de Foment del Treball – CEOE. Junto a ellos, compañías como Pure Storage, Veeam Software y Red Hat, patrocinadoras del evento, aportaron la visión del sector privado en un espacio diseñado para compartir experiencias y explorar soluciones de futuro.
Uno de los ejes más destacados fue la inteligencia artificial como motor de cambio real y no como simple herramienta de automatización. El CTTI relató cómo, tras identificar más de un centenar de iniciativas inconexas, se creó un “radar de IA” para priorizar aquellas con impacto directo en el ciudadano. El ejemplo más ilustrativo es el asistente de diagnóstico médico ya operativo en todos los centros de atención primaria de Cataluña: una IA entrenada con la misma base de datos que utilizan los médicos para el MIR, capaz de alcanzar un 99% de acierto en las pruebas piloto y de traducir automáticamente las conversaciones del paciente, liberando a los profesionales para centrarse en la atención y el tratamiento. También se destacó un segundo proyecto, en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona, que aplica IA a la revisión de licencias urbanísticas, con el objetivo de agilizar procesos tradicionalmente lentos y garantizar un análisis más homogéneo de las normativas aplicables.
Desde el consistorio barcelonés, el CIO Emili Rubió subrayó la importancia de consolidar una gobernanza de la IA clara, con una Oficina de Inteligencia Artificial que asegure el valor, la transparencia y el uso ético de cada proyecto. Barcelona, que en los últimos años ha ensayado numerosos pilotos, apuesta ahora por darles continuidad y escalabilidad, priorizando casos de uso de atención ciudadana como la traducción simultánea para colectivos de inmigrantes o expatriados, y la sustitución de formularios por interfaces inteligentes. En paralelo, trabaja en la aplicación de IA a la contratación pública, detectando cuellos de botella y agilizando todo el ciclo de licitación y firma de contratos.
La ciberseguridad ocupó otro lugar central en el debate, con un mensaje claro desde la Agencia de Ciberseguridad de Cataluña: la confianza del usuario es el pilar sobre el que debe construirse cualquier estrategia digital. La identidad y las credenciales, convertidas en la “joya de la corona” para el cibercrimen, concentran hoy la mayor parte de los ataques, con un crecimiento exponencial en su robo y venta a través de plataformas SaaS. La inteligencia artificial multiplica la sofisticación de amenazas tradicionales como el phishing, permitiendo campañas mucho más creíbles y personalizadas. Frente a este escenario, la Agencia defendió la necesidad de abandonar los antiguos planes estratégicos extensos que quedaban archivados sin aplicarse, y de sustituirlos por hojas de ruta realistas y quirúrgicas, centradas en pocas prioridades bien definidas que garanticen resiliencia y protección efectiva.
La soberanía tecnológica fue otro de los puntos neurálgicos. El CTTI advirtió de los riesgos de depender en exceso de proveedores de un único país o continente, especialmente en ámbitos como la nube pública, donde los cambios regulatorios internacionales pueden entrar en conflicto con la legislación europea. Para mitigar ese riesgo, la Generalitat impulsa un cloud público soberano en Cataluña, complementado con la construcción de una red de fibra óptica que llegue a todos los municipios y con la creación de refugios de telecomunicaciones que permitan garantizar conectividad de emergencia en escuelas, centros de salud o ayuntamientos incluso durante apagones. Esta infraestructura, de carácter estratégico, convierte al CTTI en un garante de la continuidad de los servicios públicos en situaciones críticas.
Además, el organismo está transformando los modelos de contratación tecnológica con un Sistema Dinámico de Adquisición (SDA) que reduce los plazos de licitación de 18 a menos de 4 meses. Este nuevo esquema rompe con la lógica de grandes acuerdos marco a varios años, abriendo el mercado a pymes y empresas de nicho, y forzando una mayor diversificación de proveedores. A nivel interno, se han establecido objetivos vinculados al desempeño del personal del CTTI para asegurar su adopción, lo que refleja la voluntad de hacer del cambio de modelo una realidad tangible.
Por su parte, el Ayuntamiento de Barcelona desplegó una visión ambiciosa de ciudad conectada e inteligente, apoyada en una red de fibra óptica municipal abierta a operadores a precio público, el impulso del 5G a través de una ventanilla única de permisos y la atracción de centros de datos en zonas como La Sagrera, en colaboración con la Generalitat. La infraestructura tecnológica se completa con un gran datalake urbano que integra datos en tiempo real y transaccionales para mejorar ámbitos críticos como la movilidad, la seguridad o la sostenibilidad energética. Proyectos como la sensorización del alumbrado público —conectado ya en un 50% a la red municipal— muestran el potencial de estas infraestructuras para generar información valiosa que, combinada con IA, permitirá optimizar la convivencia ciudadana y reforzar la percepción de seguridad en los espacios urbanos.
Más allá de la tecnología, el coloquio abordó la necesidad de fortalecer el ecosistema de talento y colaboración público-privada. Cataluña cuenta con una capacidad probada para atraer proyectos y profesionales, gracias a su clima, su red de universidades y un tejido empresarial innovador. Sin embargo, persisten desafíos en la formación de perfiles especializados y en la reducción de la brecha digital, lo que obliga a fomentar iniciativas conjuntas entre administración, empresas y academia. Una de las propuestas más concretas planteadas fue la elaboración de un plan de comunicación común para mejorar la percepción social de la tecnología, acercándola a la ciudadanía desde las escuelas y generando un lenguaje compartido entre los distintos actores.
El evento organizado por @aslan puso de relieve, en definitiva, que los retos de Cataluña en digitalización no son obstáculos, sino palancas para avanzar hacia una sociedad más innovadora, segura y sostenible. Desde la IA en la sanidad pública hasta los refugios de telecomunicaciones, pasando por la contratación ágil de tecnología o la protección de la identidad digital, se está configurando una hoja de ruta que combina visión estratégica con proyectos concretos de alto impacto. Y, sobre todo, se refuerza la idea de que la colaboración entre instituciones, empresas y ciudadanía será el verdadero motor de esta transformación.