Vivimos en la Era de la Información, que ha sido posible gracias a la digitalización de una ingente cantidad de datos. En una primera fase, estos datos se encontraban en sistemas locales, es decir, en las unidades de almacenamiento internas o externas de los equipos informáticos. Este escenario, ya de por sí rompedor respecto a épocas anteriores, ha evolucionado de manera exponencial gracias a la interconexión de los equipos a través de Internet y a la posibilidad de almacenamiento en la nube.
Este planteamiento, que consiste en subcontratar el almacenamiento de la información a terceros, se basa en centros de datos cuyos recursos son contratados por los usuarios. Su relevancia queda patente a la vista del desorbitante volumen de negocio que mueven los centros de datos, a cuya construcción se destinaron más de 200.000 millones de dólares en 2021. Desde un punto de vista energético, hay que tener en cuenta que algunas de estas instalaciones contienen decenas de miles de equipos que suman potencias superiores a 100 MW, cifra que equivale a las necesidades de una ciudad de unos 100.000 habitantes.
Alimentación continua de infraestructuras críticas
Los centros de datos, y el almacenamiento de información en general, tienen por tanto una relevancia crítica para nuestra sociedad y nuestra economía, así como para nuestro medio ambiente. De ahí que el suministro fiable y continuo de estas infraestructuras sea imprescindible.
No en vano, un 50% de las pérdidas de información se deben a interrupciones y perturbaciones en el suministro de la red eléctrica. Esto exige recurrir a sistemas de alimentación ininterrumpida (SAI-UPS) que garanticen la disponibilidad de energía en estos entornos, asegurando en todo momento la funcionalidad al prevenir las consecuencias negativas de fenómenos como las perturbaciones eléctricas, que pueden afectar a los equipos con unos costes y unos perjuicios considerables y en ocasiones irreversibles.
La concienciación ecológica debe dar lugar también unos altos niveles de eficiencia energética, así como el uso de materiales reciclables en la construcción de los SAIs. Solo de esta manera, a través de modos de funcionamiento de bajo consumo y priorizando la alimentación de las cargas más críticas, se pueden lograr objetivos tan ambiciosos como avalar un suministro fiable y hacerlo de forma óptima para garantizar en todo momento la máxima disponibilidad de la información.