Todo apunta a que las tecnologías cuánticas van a producir una profunda disrupción del mundo que conocemos y que su impacto en la economía de la tecnología y, consecuentemente, en la nueva economía global del conocimiento va a ser importante a 5, 10, 25 y 50 años.
Las nuevas formas organizacionales, basadas en la participación y la colaboración multiagente de los sectores público y privado, se antojan imprescindibles de cara a afrontar con ciertas garantía la transición que se avecina, tanto para aprovechar las oportunidades y beneficios como para intentar minimizar o evitar las amenazas y los riesgos que se presenten.
Está emergiendo un nuevo sector y se trata de ocupar una posición de interés en el incipiente «océano azul» de ese nuevo mercado.