A estas alturas todos sabemos ya que la nube es un hecho tanto en las empresas como en los hogares. Más allá de las cifras, lo que nos interesa a todos son los nuevos retos que esto plantea dado que, hoy día, un dato puede estar en todas partes y en ninguna a la vez. Vemos día a día, en clientes de todo el mundo, con diferentes presupuestos y con diferentes tecnologías, que la profusión de tecnologías es vertiginosa e imparable.
La nube híbrida no es más que un complemento a la nube privada (quien se la puede permitir) y la nube pública (de la que ya no se puede huir), pero se nos olvida que todavía, y por mucho tiempo, los sistemas on-premise y los silos de conocimiento, enterrados en centros de datos y mentes de muchos directores, todavía son un hecho tan objetivo y duro como el avance imparable del cloud.
Para nuestros clientes el reto principal es el más obvio: saber qué y dónde. Algunos aspiran a saber cuándo y por qué, que no es más que una forma básica de resumir el paradigma de la observabilidad. Pero sabemos que no es nada sencillo porque todos nos empeñamos en diseñar nuevas formas de interoperabilidad, de ampliar nuestro alcance haciendo que cada vez sea todo más complejo.
Conforme la “deslocalización” de los sistemas progresa en organizaciones de todo tipo y condición, aumenta la necesidad de la seguridad de esos activos. Ningún responsable de sistemas puede vivir tranquilo sin responderse cada día al ¿qué tengo?, ¿dónde está?, ¿cómo está?, y responder a esa pregunta con seguridad es un reto cada vez mayor. Es algo fundamental, pues la ciberseguridad ha cobrado tal relevancia que más del 90% de empresas ya ha incorporado alguna medida de seguridad TIC en su estructura.
La observabilidad es una pieza clave en esa expansión sin límite que vivimos con la eclosión de la nube, porque no podremos tener seguridad de ningún tipo si no somos capaces de encontrar la aguja en el pajar, y nos da igual si el pajar es ajeno, es nuestro o es de todos.
Más allá de si nuestros datos están en un silo tecnológico irremplazable hasta que alguien no se jubile, en un servidor lleno de polvo en el CPD de respaldo, en la nube privada de un proveedor pequeño, en la nube híbrida que ni siquiera sé de quién es o en las garras de una multinacional, el dato que hay dentro es lo que da sentido a la existencia de nuestro negocio, y ese dato, y la responsabilidad de responder a esas preguntas, es nuestra, de ningún proveedor.