La transformación digital está avanzando rápidamente en todos los ámbitos de actividad, y el sector educativo no es ajeno a ella. Las medidas y mecanismos que hubo que poner en marcha a raíz de la pandemia, como el empleo masivo de sistemas de enseñanza no presencial, no hizo sino acelerar una tendencia que ya venía produciéndose desde hace años.
Hoy día, cualquier padre o madre que ayude a sus hijos con los deberes está familiarizado con conceptos como “aula virtual”, “mochila digital”, “examen on-line” o “blackboard”. Aunque parece que estas herramientas han estado ahí siempre, lo cierto es que forman parte de una revolución digital que comenzó hace no demasiados años en el ámbito de la educación, tanto primaria y secundaria como universitaria.
El cambio que han experimentado los procesos de enseñanza-aprendizaje en estos años se han producido no sólo por la implementación de nuevas metodologías y estrategias didácticas, sino por la aproximación radicalmente distinta que tienen las nuevas generaciones hacia la educación. No solo los pedagogos, sino también los estudiantes exigen una educación altamente personalizada y acorde a sus intereses y proyectos de futuro. Han crecido, desde los primeros estadios educativos, acostumbrados al trabajo por proyectos y en grupo.
Una de las principales cualidades de estas generaciones de estudiantes es que son nativos digitales, es decir, personas para las que no hay una frontera entre el mundo físico y el digital, interactúan con igual naturalidad en ambos mundos. Esto se traduce por ejemplo en que valoren tanto un título académico obtenido a través de cursos on-line como los títulos presenciales. Son eminentemente pragmáticos, y partidarios de integrar los programas educativos con la experiencia del mundo real. Necesitan ver una fuerte conexión entre lo que estudian y la carrera profesional o puesto de trabajo al que aspiran.
Las nuevas metodologías educativas se basan en conceptos como “flipped classroom”, enseñanza hiperpersonalizada, programas formativos abiertos (MOOC), etc., métodos adaptados a esta generación de “nativos digitales”, que se caracterizan por tener una enorme dependencia de las nuevas tecnologías y de la conectividad a red.
Retos para la gestión de las TIC en entornos educativos
Los entornos educativos de hoy se caracterizan por su hiperconectividad y dispersión. La conectividad y el uso de nuevas tecnologías es la base de muchos procesos educativos, y el aula presencial no es sino un lugar más desde el que el estudiante puede aprender. En este contexto, los centros educativos se enfrentan a numerosos retos tecnológicos, de los que nos centraremos en dos, relacionados precisamente con esa gran necesidad de conectividad, tanto local como remota: por un lado necesitan ofrecer una conectividad Wi-Fi de calidad, que garantice a los estudiantes una excelente experiencia de uso. Un estudiante universitario medio utiliza entre tres y cinco dispositivos inalámbricos móviles, incluidos teléfonos inteligentes, juegos, tabletas, reproductores de música y computadoras portátiles. Las facultades y los departamentos de administración de la Universidad tienen también sus propios dispositivos inalámbricos tanto para la enseñanza como para el uso personal, que necesitan acceso seguro a los recursos del campus. Las últimas tecnologías Wi-Fi, como Wi-Fi6E, junto con otras herramientas y tecnologías que ayudan a optimizar, securizar y garantizar el rendimiento de la red inalámbrica son capaces de ofrecer esa calidad de servicio incluso en entornos de alta densidad de dispositivos y en los que se utilicen aplicaciones muy demandantes en cuanto ancho de banda, como aplicaciones multimedia o streaming de video en tiempo real.
El otro gran reto es cómo proporcionar conectividad segura en campus cada vez más extensos y distribuidos. En el ámbito universitario este reto es claro. El “campus” va cada vez más allá del conjunto de edificios que forman el campus universitario tradicional. Ahora abarca instalaciones o facultades instaladas en otros puntos de la ciudad u otras áreas geográficas, o centros educativos adscritos a la Universidad que pueden estar en otras regiones e incluso países. Dotar de conectividad a estas ubicaciones garantizando la seguridad y el rendimiento para aplicaciones críticas, sin incurrir en costosos enlaces dedicados ahora es posible con las nuevas tecnologías de red WAN basada en software.
Con la transformación digital y la creación del “campus inteligente”, la necesidad de una infraestructura de red altamente fiable y fácil de administrar nunca ha sido mayor. La cantidad de dispositivos en la red del campus aumenta año tras año a medida que Internet de las cosas se vuelve más frecuente. Un campus inteligente, que se apoya en una buena infraestructura de red, permite crear nuevos espacios de aprendizaje adaptables capaces de soportar los nuevos estilos de enseñanza y aprendizaje que se demandan en la actualidad.