El panorama de las ciberamenazas evoluciona a una velocidad vertiginosa, tanto en volumen como en complejidad. Los ciberatacantes perfeccionan sus técnicas día a día para pasar desapercibidos y lograr penetrar las barreras de seguridad de empresas, herramientas, redes y aplicaciones. Mientras ellos son capaces de comprometer un sistema en horas o minutos, la reacción de las compañías suele demorarse meses e incluso años. La seguridad de la infraestructura, por tanto, debe ser prioritaria para las organizaciones y tratar de ir un paso más allá.
En este sentido, la inteligencia artificial (IA) se está convirtiendo en una aliada estratégica y en una tecnología clave para la ciberseguridad. Tal es así, que el 69% de las compañías indica que no podría responder a las amenazas más críticas sin ella, según un estudio de Capgemini de 2019. Asimismo, dicho informe prevé que en 2020 dos de cada tres empresas implante IA para reforzar sus sistemas de protección.
Las aplicaciones de la inteligencia artificial en materia de defensa cibernética son muchas. Ante unas las soluciones de protección tradicionales ya casi obsoletas, la IA suple labores manuales para agilizar procesos y anticiparse a los ataques y brechas. Además, el uso de tecnologías cognitivas (machine learning, deep learning o redes neuronales) mejora las labores de detección de amenazas, permite aprender de los datos para crear patrones, ver conexiones o descubrir parámetros anómalos, y ayuda a perfeccionar las técnicas de ciberseguridad.
El arma más efectiva de las empresas en su lucha contra el cibercrimen es la capacidad de anticiparse. Con la IA, se pasa de una seguridad basada en la detección, reacción y remediación de vulnerabilidades y ataques manual, a adelantarse a los acontecimientos con procesos de aprendizaje y análisis automáticos que detectan comportamientos sospechosos. Así, la mitigación de las amenazas se realiza incluso antes de que impacten en la infraestructura, reduciéndolas de forma mucho más efectiva.
Al ritmo que avanzan las ciberamenazas, la inteligencia artificial debe estar presente en toda estrategia o solución de protección para generar acciones de ciberdefensa avanzada eficientes contra amenazas conocidas y desconocidas. El cibercrimen se adapta rápidamente al entorno, por lo que apoyarse en innovaciones como la IA para sacar el máximo partido a los datos es esencial en el nuevo paradigma digital.