Muchos de los grandes cambios evolutivos se han producido tras crisis que han establecido nuevos paradigmas. Recientemente hemos vivido una de ellas; una pandemia mundial que modificó de un día al otro el entorno laboral: los límites a la presencialidad trajeron el trabajo remoto masivo, nuevas formas de comunicación y una aceleración de la transformación digital. Según datos de 2021 del informe “Remote Work in Western Europe” de la empresa global consultora de recursos humanos Addeco, indica que alrededor del 36% de los trabajos pueden ser totalmente remotos y los otros 64% podrían ser híbridos.
Esto ha requerido cambios en el ámbito de la conectividad y de la tecnología aplicada a las telecomunicaciones, como la búsqueda por alternativas digitales para ayudar a optimizar recursos y cumplir con los objetivos de negocio. Los diseñadores de redes han debido tener en cuenta algunos factores claves sobre los cuales se asientan base las comunicaciones.
En primer lugar, la movilidad. Antes encontrábamos, en el mejor de los casos, un escenario mixto, con un empleado que trabajaba algunos días en casa y otros, en la oficina. Ahora, en las oficinas es habitual compartir escritorios y no contar con un espacio físico concreto.
Esta movilidad ha traído consigo la escalabilidad como requisito de las redes actuales. Para que un empleado pueda trabajar desde cualquier parte del mundo, tiene que contar con una conexión adecuada con capacidad de manejar un gran volumen de datos.
El trabajo remoto y el aumento de usuarios de las redes conllevan una preocupación por la seguridad. Es necesario pensar en ella de forma distribuida, ya que hay múltiples accesos y, como consecuencia, se multiplican potenciales brechas.
El acceso a un Internet robusto es imprescindible para poder, por ejemplo, acceder al servidor de la empresa sin la necesidad de un acceso local como el que existía anteriormente. Además, es interesante poder ampliar la capacidad de soportar nuevos usuarios.
Otro ejemplo de esta nueva realidad son las reuniones. Antes, se producían físicamente en una sala preparada para ello, con puestos físicos, conexión a la red, un cable para poder conectar el ordenador y un proyector. Hoy, cualquier sitio puede convertirse en una sala de conferencias, la pantalla es el punto de encuentro y la conectividad es condición obligatoria; por lo que resulta imperativo disponer de una red que soporte transmisión de voz e imagen de alta calidad.
Un último indicador es que ya casi no existe el teléfono fijo en los puestos de trabajo: las redes telefónicas tradicionales han dado espacio a la telefonía móvil y a potentes redes wifi, soportadas por infraestructuras ópticas.
En este contexto, los diseñadores de redes deben centrar sus topologías en la optimización de infraestructura de comunicaciones basada en: flexibilidad, seguridad lógica y física, control centralizado, escalabilidad, “future proof”, y sustentabilidad con menos uso de plástico y de cobre además de bajo consumo energético. Para ello, las tecnologías de hiperconectividad, como Laserway de Furukawa, basada en red 100% óptica, serán las protagonistas.