Las empresas dependen cada vez más de los datos, por lo que su protección frente a las pérdidas, los daños y el robo se ha convertido en una prioridad. En la actualidad, la mayoría de los ataques de ransomware implican el robo de datos confidenciales con el fin de extorsionar a las organizaciones, lo que aumenta el coste y la complejidad de los incidentes e incrementa el posible daño reputacional. De hecho, el año 2023 se caracterizó por una escalada persistente de las ciberamenazas, ya que los pagos relacionados con el ransomware superaron los 1000 millones de dólares, la mayor cantidad hasta el momento. Por ello, es necesario recordar la necesidad de contar con una solución de copia de seguridad de los datos, estrategias de recuperación y protocolos de protección efectivos que pueden ayudar a reducir el riesgo de pérdida de los datos y acelerar significativamente su recuperación.
El tiempo de inactividad es el aspecto más caro de un ataque de ransomware, ya que cualquier interrupción puede tener unas graves consecuencias económicas y reputacionales. Teniendo en cuenta la disrupción generalizada que puede producirse en una empresa tras un ataque de ransomware, es esencial que las organizaciones implementen la tecnología y los procesos necesarios para protegerse. Pero ¿cómo pueden hacerlo?
Para proteger los datos sigue siendo fundamental realizar copias de seguridad, aunque no es suficiente. El hecho de implementar unas funcionalidades avanzadas de protección de los datos ayuda a las empresas a planificar mejor los ciberataques y el ransomware, y a recuperarse rápidamente de ellos. Para esto, se requiere básicamente un enfoque doble: hacer regularmente «copias inmutables» de los datos y tener la infraestructura necesaria para restaurar rápidamente a partir de las copias de seguridad, a gran velocidad y a escala.
Si se produce un ciberataque o cualquier otro hecho que ponga en peligro los datos o que perturbe su funcionamiento, las compañías pueden recuperar los datos críticos desde sus copias inmutables y restaurar las operaciones rápidamente, todo ello sin tener que ceder a las exigencias de los ciberdelincuentes. La verdadera inmutabilidad significa que los atacantes no pueden cifrar y ni tan tampoco borrar estas copias, lo que hace que sean mucho más resilientes y fiables en caso de ciberataque.
La protección de los datos debe ser una gran preocupación, pero hay que tener cuidado en no pasar por alto otros factores críticos después de un ataque de ransomware. Por ejemplo, las cabinas afectadas pueden quedar inutilizadas. Sin una infraestructura de almacenamiento de datos que permita poner en marcha los sistemas, las organizaciones se quedan en la estacada.
Las amenazas a las que se exponen actualmente los datos exigen unas soluciones modernas para su protección. Si las compañías preparan una infraestructura informática crítica para el futuro e implementan una estrategia de protección de datos innovadora, con unos procesos eficaces de protección y restauración de los datos, las organizaciones pueden evitar la pesadilla de la ciberseguridad y de los tiempos de inactividad.