La ciberresiliencia se ha convertido en una prioridad estratégica para las compañías data driven que buscan salvaguardar la integridad operativa de sus sistemas y datos críticos. Un claro indicio de esta tendencia es que, durante 2023, el 55 % de las organizaciones a nivel global experimentaron un ciberataque o incidente relacionado con la ciberseguridad, con un coste de 1,92 millones de dólares de promedio, según datos extraídos del Índice Global de Protección de Datos 2023 de Dell Technologies. Además, el 79 % de las empresas mostraron preocupación por experimentar un evento disruptivo durante 2024.
En vista de esta situación, resulta imperativo que las compañías data driven implementen medidas de seguridad sólidas en todas las etapas del ciclo de vida de los datos. Esto incluye desde la recolección y almacenamiento seguro, hasta el procesamiento y análisis.
Asimismo, estas organizaciones deben adoptar un enfoque proactivo y sólido en materia de ciberseguridad, identificando y mitigando posibles vulnerabilidades en sistemas y redes, así como estableciendo planes de respuesta ante posibles incidentes. Esto contribuirá a prevenir posibles repercusiones en la eficiencia operativa, reputación empresarial y confianza de los clientes, derivadas de una interrupción en la disponibilidad, integridad o confidencialidad de los datos.
Las compañías impulsadas por los datos deben fortalecer su resiliencia cibernética mediante la adopción de diversas medidas de seguridad. Estas incluyen implementar un modelo Zero Trust, emplear técnicas de encriptación de datos, reforzar la seguridad de la infraestructura de TI, establecer medidas de seguridad de acceso, realizar copias de seguridad y de recuperación de datos, ejecutar evaluaciones de riesgo y pruebas de penetración y, por último, capacitar a los empleados mediante programas formativos.
La principal ventaja de implementar un enfoque Zero Trust es que aplica controles de seguridad específicos y limita el acceso solo a los recursos necesarios para cada usuario o dispositivo. Esto conlleva una reducción significativa de la superficie de ataque y minimiza el impacto potencial de cualquier brecha de seguridad.
Las técnicas de encriptación de datos proporcionan una capa adicional de protección, al garantizar que la información sensible esté codificada y sea ininteligible para cualquier usuario no autorizado que intente acceder a ella. Esto se aplica tanto a los datos en reposo como en tránsito.
Por otra parte, reforzar la seguridad de la infraestructura de TI implica la implementación de medidas técnicas y organizativas para proteger los activos de información, incluidos servidores, redes, sistemas y aplicaciones contra amenazas potenciales. Esto incluye la aplicación de parches de seguridad, la configuración de firewalls y sistemas de detección de intrusiones, y la segmentación de redes para limitar la propagación de amenazas.
Las medidas de seguridad de acceso, como la autenticación multifactorial, los backups periódicos y la implementación de un plan de recuperación de datos son otras de las medidas que se deben tener en cuenta para proteger la integridad de los datos y garantizar la continuidad del negocio, en caso de violaciones de seguridad u otros incidentes.
Finalmente, las evaluaciones de riesgo, que sirven para identificar y comprender las vulnerabilidades y amenazas potenciales en los sistemas y redes, se deben complementar con pruebas de penetración o de ethical hacking. Estas últimas simulan ataques controlados para identificar vulnerabilidades y evaluar la capacidad de resistencia.
A todas estas medidas, se suma la labor de educación y capacitación de los empleados. A medida que aumenta su nivel de conocimiento sobre amenazas y buenas prácticas, la probabilidad de sufrir ataques disminuye considerablemente, lo que fortalece la seguridad empresarial.
En conjunto, todas estas medidas conforman un enfoque integral para mejorar la resiliencia cibernética y proteger los activos críticos de las compañías gobernadas por datos. No obstante, su implementación efectiva demanda un compromiso continuo con la actualización de políticas y procedimientos, así como una vigilancia contante frente a las crecientes amenazas de seguridad.