Si pudiera predecir el futuro, seguramente hubiera desplegado de forma diferente su red. En la carrera ciberarmamentística la comunidad criminal siempre ha tenido una clara ventaja para saber lo que viene a continuación. Las organizaciones buscan constantemente nuevas formas de obtener más valor de sus redes, o de obtener esa mínima ventaja competitiva gracias al uso de las nuevas tecnologías. Estas circunstancias permiten a los ciberdelincuentes predecir con un alto grado de certeza dónde dejarán de aplicar la seguridad muchas de esas organizaciones en pro de lograr sus otros objetivos.
De acuerdo con un informe, el coste del cibercrimen para la economía mundial ascendió a un total de 1,5 billones de dólares el año pasado. Y el ritmo de crecimiento de los ciberdelitos parece que continuará aumentando, a menos que las organizaciones hagan un cambio de paradigma significativo en cuanto a su concepción y despliegue de la seguridad y adoptar un enfoque de integración inteligente que aproveche su poder y recursos.
El informe de Predicciones de Seguridad de Fortinet para 2020 se centra en las formas en que las organizaciones pueden ganar terreno al lado oscuro. Y dicha estrategia se basa en gran medida en dos elementos: el desarrollo y despliegue de soluciones construidas en torno al aprendizaje automático y la IA, y el cambio a una estrategia de red impulsada por la seguridad.
Para empezar, las organizaciones deben centrarse en la interconectividad y la integración profunda entre sus dispositivos de seguridad. Para que los sistemas de aprendizaje automático tengan éxito, no solo necesitan acceder a información de seguridad crítica, sino que esos datos deberán compartirse sin problemas y en toda la red, de modo que puedan adaptarse a la configuración única de cada entorno. También será necesario adoptar un enfoque que prime la seguridad en las nuevas ampliaciones de la red, a fin de garantizar que todos los sistemas y dispositivos sean visibles y controlables de manera coherente desde cualquier punto de la red.
La capacidad de los sistemas de aprendizaje automático y de la inteligencia artificial para asumir muchas de las tareas de poca importancia anteriormente asignadas a recursos humanos, contribuirá en gran medida a reducir la creciente brecha de conocimientos en materia de ciberseguridad. Al trasladar las responsabilidades a procesos autónomos de autoaprendizaje que funcionen de forma similar a los sistemas autoinmunes humanos -cazando, detectando y respondiendo a los eventos de seguridad de forma autónoma y en tiempo real- los valiosos profesionales de la ciberseguridad podrán centrarse en la planificación y desarrollo de una estrategia de orden superior. Esta transición será fundamental a medida que las organizaciones adopten las estrategias avanzadas de redes impulsadas por la seguridad que contribuirán a que sus empresas triunfen en el mercado digital del mañana.